En los oscuros primeros meses de la Guerra del Pacífico, cuando las noticias para los Aliados eran una sarta de aplastantes derrotas, una pequeña unidad estadounidense financiada con fondos privados en China se convirtió en un faro de esperanza: el Grupo de Voluntarios Americanos (AVG), conocido para siempre como los «Tigres Voladores». Su icónico avión era el robusto Curtiss P-40 Warhawk.
Mercenarios, no militares
Una de las características más notables de los «Tigres Voladores» es su estatus oficial. No formaban parte del ejército de los EE. UU. Eran pilotos y personal de tierra estadounidenses —reclutados del Cuerpo Aéreo del Ejército, la Marina y el Cuerpo de Marines de los EE. UU.— que fueron contratados bajo la autoridad presidencial secreta para servir como mercenarios para la República de China antes de que Estados Unidos entrara formalmente en la guerra.
La recompensa por un avión japonés: A los pilotos del AVG se les ofreció un salario base (significativamente más alto que su paga militar en EE. UU.) más una bonificación de 500 dólares por cada avión japonés que destruyeran. Era la caza de recompensas en su forma más heroica.
El líder civil: El AVG fue liderado por el excapitán del Cuerpo Aéreo del Ejército de EE. UU., Claire Lee Chennault, un asesor de aviación civil de Chiang Kai-shek. Chennault era un estratega brillante que comprendía las fortalezas y debilidades del P-40 frente a los cazas japoneses altamente maniobrables, pero con blindaje ligero, como el A6M Zero.
Las tácticas contundentes del P-40
El P-40 no era el caza técnicamente más avanzado. Sufría de falta de potencia a gran altitud y era menos ágil que los aviones japoneses a bajas velocidades. La genialidad de Chennault consistió en desarrollar tácticas que neutralizaban las ventajas del enemigo y aprovechaban las fortalezas del P-40: velocidad en picado, armamento pesado y una robusta durabilidad.
El «Dive and Zoom» (Picar y ascender): Chennault prohibió los combates aéreos prolongados y cerrados. Sus pilotos fueron entrenados para usar la velocidad de picado del P-40 para descender desde una gran altitud, disparar una ráfaga rápida y volver a ascender, evitando una pelea a corta distancia. Esta táctica fue extremadamente efectiva y minimizó las pérdidas.
El origen de la boca de tiburón: El icónico arte de la boca de tiburón en el morro no fue una idea original de los Tigres Voladores. Se inspiró en imágenes de los Tomahawks del Escuadrón N.º 112 de la RAF que operaban en el desierto del norte de África, quienes habían adoptado el motivo de una unidad alemana de Messerschmitt que, a su vez, lo había copiado del arte de la aviación de la Primera Guerra Mundial. El AVG lo adoptó con una ferocidad que lo hizo mundialmente famoso.
La conexión con Disney: El parche oficial de los Tigres Voladores (un tigre alado volando a través de una 'V' de victoria) fue diseñado por artistas de la Walt Disney Company. Los pilotos llevaron este símbolo de valentía en cada batalla.
Los «Tigres Voladores» operaron solo durante siete meses (diciembre de 1941 a julio de 1942), pero en ese tiempo, lograron un increíble historial de combate, con la destrucción acreditada de 296 aviones enemigos, perdiendo solo 14 pilotos en combate. Sencillamente, nunca fueron derrotados en una batalla aérea importante, proporcionando a Estados Unidos y sus aliados una narrativa de victoria que necesitaban desesperadamente.


